sábado, 29 de noviembre de 2008

LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA

Estoy inmerso en un periodo extraño de mi vida. Ojo! Extraño no quiere decir malo, ¿eh? Pues resulta que en Agosto, en la empresa donde trabajaba, me dijeron que, a pesar de estar muy contentos con mi trabajo, yo debía abandonar la casa -perdón, la empresa-, debido a la crisis galopante que empezaba a dar zarpazos y había disminuido de forma alarmante los beneficios ... y a que yo había sido el último en llegar. No les tengo rencor por ello. Procedimiento lógico y obligado. Así me encontré con 34 tacos y sin curro en un momento complicadillo del mundo laboral. Después de llorar 5 minutillos -que uno es muy sensible-, decidí sacarme, de una vez por todas, una espinita que hacía años que llevaba clavada y que amenazaba, con el paso del tiempo, en convertirse en una estaca mortificante: DECICÍ VOLVER A LAS AULAS!
Gracias al paro, a mis ahorrillos y a algunos conciertos con mi banda de versiones - http://www.qumranrock.com -, creo que podré permitirme el LUJO de volver a estudiar y convertirme en una persona de provecho -que de aprovechados están las teles llenas. Ahora me encuentro estudiando con gente a la que casi doblo la edad y veo al pequeño Ramoncete de hace muchos años reflejado en muchos de ellos: hablando todo el tiempo, sin prestar atención al maestro de turno, pensando más en el fin de semana que en el fin de la evaluación... No les culpo. Me gustaría decirles que aprovecharan la oportunidad que tienen, que difícilmente se les volverá a presentar en la vida, que tienen mucha suerte de tener sólo dieciocho o veinte añitos y tener toda una vida por delante para modelarla a su gusto. Pero no me gusta nada ir de moralista. Es más, tengo asumido que nos tenemos que dar nuestros propios trancazos y aprender de ellos, ya que jamás escuchamos a los malos agoreros -son un poco plastas.
Hay gente que con un tropiezo tiene bastante para llegar a buen puerto; algunos, sorprendentemente, no necesitan ninguno, como guiados por una intuición divina; otros, por el contrario, no aprenderían ni en 100 vidas e irán dándose ostiones de muro en muro, sin comprender que no es la pared quien tiene que apartarse.
Por cierto, que me he llevado una grata sorpresa: pensaba que mi cerebro pasaría totalmente del tema, debido a los años de inactividad mental. Pero me doy asco a mí mismo de las notas que saco: 9...9,5...10 !!! Incluso el otro día salí medio deprimido de un examen porque había fallado uno de los ejercicios. Si el Ramón de 18 años pudiese viajar a este futuro y me viera, seguro que me rompe las piernas -o se acojona de verse calvito! Y estoy otra vez en guerra con la bestia parda de mis años estudiantiles: las matemáticas. Aunque esta vez la historia cambiará un poco, porque pienso ganar por goleada. Y es que, de cara a encontrar trabajo en un futuro, yo partiré con el handicap de la edad, por lo que debo presentar unas notas altas para competir con la muchachada. No olvidemos que el que no hizo lo que debía cuando debía, es justo que no tenga las mismas posibilidades de quien sí cumplió con su parte del trato.
Bueno, vale de rollo ya por hoy, que me he pasado tres pueblos. Además, que me ha quedado la cosa muy sosa. No temáis, que soy bastante más dicharachero de la impresión que da este texto.
Un abrazo y hasta próximas divagaciones.

P.D. Si me vieran mis antiguos profesores ahora... me pegaban una paliza entre todos. Sobretodo el de 'mates', que me dejé el COU por no presentarme mas que al primer examen -y suspenderlo, claro! :-D

P.D.2. Por cierto, que estudio el Curso de Acceso a Grado Superior en Administración de Sistemas Informáticos.