lunes, 29 de noviembre de 2010

Pequeñeces

La vida es algo maravilloso, siempre y cuando no tengas problemas graves, claro. Por lo que a mí me consta, nadie tiene muchas ganas de morirse, por lo que podemos deducir que una buena parte de la población mundial, la cuál se aferra a la vida con uñas y dientes, está relativamente satisfecha con su viaje.
Pero a veces las tonterías más insignificantes nos pesan en el alma de manera abrumadora, y nos sentimos como el gran "Atlas" soportando el peso del mundo a nuestras espaldas. Y lo cierto es que si nos paramos a analizar la situación con la mente fría, la mayoría de las veces veremos que aquello que tanto nos agobia no es tan importante. Incluso podemos darnos cuenta de que no tiene ninguna importancia en absoluto.
Acostumbrados como estamos a vivir bajo techo y a comer cada día, tenemos cierta tendencia a buscarnos algún tipo de problema para conseguir no vivir felices y tranquilos, debido a alguna especie de sadomasoquismo inexplicable.
Aunque hay quien dice que es un "consuelo de tontos", a mí me ayuda mucho el ver que hay gente que está mucho peor que yo. Me resulta de muy mal gusto quejarme por tonterías diversas cuando sé que hay muchas personas con AUTÉNTICOS problemas en su día a día.
Así que, la próxima vez que salgamos a la calle con la cara triste o cargados de mala leche, pensemos un momento si realmente merece la pena.
Este viaje en el que todos andamos inmersos es demasiado corto como para pasárnoslo peleando con los otros pasajeros. Y no importa si no viajamos en primera clase. A fin de cuentas, nunca he oído salir más risas de los vagones de la "business class", pues aunque suene a tópico, "el dinero no da la felicidad": una vez que tienes las necesidades básicas cubiertas, es en tu propia mente y en los que te quieren donde tienes que buscarla ;-)

P.D. Sed felices, que es gratis :-)