lunes, 13 de julio de 2020

ASÍ NO, HOMBRE !!! :-(

Compañer@s, tenéis que saber que el hambre también mata. Hay gente que se suicida al ver que toda su vida se ha ido al garete sin tener él culpa alguna, por no poder dar de comer a sus hij@s a pesar de estar dispuesto a trabajar como el que más, por ver que toda una vida dedicada al trabajo y cotizando como un buen ciudadano sólo sirve para que el gobierno de turno se ría en su cara y ni le coja el teléfono cuando grita pidiendo ayuda para comer.
Los que me conocéis bien ya sabéis que mis ideas son a favor de la Independencia de Catalunya; independencia económica, porque creo en verdad que nos iría mejor cada uno por nuestro lado. No soy de los que besan banderas, aplauden presidentes ni cantan himnos con una lagrimilla en la mejilla. Y no creo que nunca lo sea, sinceramente. Me encanta tanto Catalunya como España, pero las ideas de cada uno son las que son, hay que respetarlas y jamás entenderé porque no se puede hacer algo tan democrático como votar para decidir si se quiere seguir formando parte de un determinado país, si se quiere seguir manteniendo una Familia Real totalmente improductiva y que sólo nos da disgustos, etc.
Por otro lado, nunca hay que olvidar que Catalunya tiene un idioma propio -el catalán, por mucho que a algun@s les duela que así sea- y que fue conquistada a la fuerza. También os diré que nadie me quite a mí el castellano tampoco, un idioma que me encanta, que amo por igual y con el que me expreso en muchas ocasiones, tal y como ahora estáis leyendo.
Resumiendo y al grano, que pierdo el hilo: que a pesar de mis ideas políticas, por una vez estoy contento de que el Gobierno del Estado nos haya tumbado esta medida de reclusión total en Lleida y siete pueblos más de la comarca a causa del COVID-19. Y no es porque no esté a favor de la vida, ni me pase por el forro todo el esfuerzo titánico de los sanitarios ni crea que el coronavirus no sea una enfermedad a temer y tener muy en cuenta. Pero creo firmamente que se pueden hacer muchas otras cosas antes de llegar a una decisión tan extrema como la de volver a confinar a toda la gente en sus casas y detener la economía de toda una zona.
Y más ahora, en plena campaña de la fruta, con pueblos enteros dependiendo de la temporada de recolección para recuperar el dinero invertido y seguir alimentando a sus familias el resto del año.
Y no voy a aplaudir la decisión de mi gobierno como hacen otr@s, sea del color y la ideología que sea, por el mero hecho de estar de acuerdo con sus líneas ideológicas principales. Porque los políticos también se equivocan -y mucho, tanto los de aquí como los de allá- y deberían reconocer sus errores, disculparse y buscar soluciones más meditadas y menos "fáciles".
No estoy dispuesto a arruinarme. De ningún modo. Por nadie. No estoy dispuesto a no poder alimentar a mis hij@s porque el gobierno de turno decide optar por la decisión más fácil. Recortad dinero de otras partidas -tal y como ya habéis hecho en muchas ocasiones de la partida destinada a Sanidad, sin ninguna vergüenza ni previsión- y dedicadla a fabricar respiradores, hospitales, contratar más personal... lo que sea. Dejad de gastar dinero de forma inútil en el Ejército, cortadles el grifo a la Iglesia, eliminad cargos políticos redundantes con sueldos estratosféricos... pero en ningún caso nos encerréis en casa sin posibilidad de ganarnos la vida. Sí, ganarnos la VIDA, porque ésta no sólo se pierde por causa del coronavirus; el hambre también provoca estragos, lleva a la gente a saltar desde tejados, a atracar supermercados, etc.
O sea que pongan todas esas mentes pensantes que les asesoran y que pagamos todos -y grandes sueldos, por cierto- a trabajar día y noche; encuentren una solución aceptable a toda esta situación, pero no tiren por el camino fácil y nos arruinen a la mayoría de la población los próximos años de vida que nos quedan, porque no quiero pasarme los 55 años de vida que me quedan -si hay suerte y llego a la longevidad de mi abuelo- pasando hambre, sufriendo cada día por salir adelante y viendo como mis hijos tienen que sufrir en sus carnes una vida injusta a causa de la incompetencia de unos políticos que viven como reyes y cada vez se encuentran más alejados de la realidad de su pueblo.
En fin, que tenía que "buidar el pap", que decimos en Catalunya: desahogarme para no envenenarme por dentro. Un fuerte abrazo a tod@s, tengáis la ideología que tengáis, y recordad que este país lo levantamos la gente de a pie y encima nos toca mantener, con nuestro sudor, a muchos vividores que no se lo han ganado y que parecen vivir en una dimensión paralela.
Y a ver si de una puta vez se reconoce el oficio de músico como es debido, nos unimos todos, regulamos las cosas de forma inteligente y se cree de verdad que la Cultura es importante, no sólo en campaña electoral. Con más cultura, más lectura y más conocimientos nos ahorraríamos colgar bichos en los gobiernos y sufrir las consecuencias de ello, además de leer mierdas en Internet, dicho sea de paso.
P.D. Ya lo he dicho en otras ocasiones, pero cuando hablo en general de la clase política, no me estoy refiriendo a esos alcaldes de pequeñas poblaciones que si se ganan su sueldo -en ocasiones bajo, si tenemos en cuenta el trabajo que hacen- y se desviven por echar adelante a sus poblaciones. Esa es política a pie de calle, la realmente útil según mi parecer; lo otro es alta política, una nueva clase social la cual es probable, y sólo probable, que nadie necesite realmente.
P.D.2. Y cómo no, huelga decir que ésta es la opinión de una persona de la calle; tú tienes la tuya, seguro, que no necesariamente tiene que coincidir con la mía. Si este texto te cabrea, tienes un grave problema, porque en principio no lo he escrito para ofender a nadie. Si no estás de acuerdo con lo que aquí digo, puedes replicar y dar tu opinión de forma educada en los comentarios. Si me faltas al respeto, te bloqueo al momento y listos, que la gilipollez también es un virus a erradicar y la culpable de muchas de las cosas que nos pasan.

miércoles, 6 de mayo de 2020

SE NOS VA UN SIGLO



Ha muerto mi abuelo.
Estoy triste, porque con él se va otro cachito de mi vida -en este caso, muy importante-, como cada vez que una persona próxima y querida nos deja. Cuando el muerto es un familiar, este pedacito es de un tamaño inmenso. Por suerte, no me guardé ningún abrazo para darle: cada vez que nos veíamos -ocasiones menos frecuentes de las que me hubiese gustado, debido a la distancia y el trabajo-, le daba un fuerte abrazo y un beso.

Y es que me caía bien, mi abuelo. Era una de aquellas personas que, aunque su principal virtud no fuese precisamente demostrarte su cariño, tenía un carisma especial. Y que era mi abuelo, hostia! Y eso siempre es y siempre será, por muchas vueltas que dé la vida.

Y no es que la suya haya sido una vida precisamente corta, no: se va con un siglo a sus espaldas. Un siglo justo: ni 99 ni 101; 100 años de experiencias varias que darían para escribir un libro bien gordote. Pero estas historias y vivencias también se van con él, porque no era el típico abuelete batallitas que se prodiga en exceso explicándote a la más mínima ocasión su vida pretérita con todo lujo de detalles.

Yo que soy una persona bastante previsora y siempre me pongo en lo peor para evitar sorpresas, pensé cuando empezó todo esto del confinamiento que ya sería una buena putada que sucediera justo ahora, durante esta crisis, pillándome sin la posibilidad de desplazarme normalmente y despedirme como hubiese querido. Y así ha sido, qué le vamos a hacer: por una vez -nunca acierto con mis predicciones; soy un adivino bastante patético- mi posibilidad se ha hecho realidad inamovible y definitiva. Por suerte no ha muerto solo como les pasa a otros muchos ancianos: vivía con mi madre y mis hermanos, en una casa con un gran jardín y un huerto que años antes el mismo se había encargado de cuidar , por lo que la reclusión por el Covid-19 tampoco ha sido la más asfixiante posible, cosa que me alegra.  Y sé que la relación entre ellos no ha sido siempre ideal, porque cuando envejecemos nuestro cerebro pierde sus facultades más elementales y vuelve la convivencia más complicada de lo que nos gustaría.

Mi abuela murió de Alzheimer hace unos años, incapaz al final de sus días de reconocer ni a su familia más próxima, convirtiéndose prácticamente en una plantita con nula interacción con el mundo a su alrededor y demandante de todos los cuidados. Mi abuelo acusaba ya una cierta demencia senil, que unido a la profunda sordera que le había acompañado durante sus últimos años, hacían del hecho de comunicarse con él de forma provechosa una hazaña difícilmente exitosa.
Ahora mi madre y mis hermanos podrán al fin descansar, pues todo aquel que tiene personas dependientes en casa sabe que, aunque quieras muchísimo a esas personas que dependen de ti, también resulta una tarea terriblemente agotadora, tanto física como psicológicamente.

Debido a las circunstancias actuales, no se celebrará un funeral al uso, sino que todo será bastante rápido e informal. Y eso está bien, porque no hay nada más patético que un entierro, donde gente casi desconocida a la que tu familiar no le ha importado una mierda mientras vivía, viene a darte el pésame como si cada semana hubiese venido a verle a casa para preguntar por su estado. Cierto es que hay personas que lo hacen de corazón y que, aunque no hayas tenido contacto con ellos, sabes que son sinceros. Pero la gran mayoría sólo van a los entierros para tener público luego en el suyo propio. Como si una vez que tu cuerpo reposa en el ataúd al lado del sacerdote de turno, pudieses levantar la cabeza en plena misa funeral y decir:

-Mira qué montón de gente ha venido a despedirme y qué cara de pena tienen todos. Qué buena persona debí ser en vida. Ya puedo irme tranquilo.

En fin, abuelo, que buen viaje. Espero que a mí me queden también unos 55 años de vida por delante y que llegue a mis últimos días tan fuerte y lúcido como tú lo has estado hasta el año pasado. Lo firmaría ahora mismo sin dudarlo. Te prometo que haré lo posible para ser feliz, disfrutar de mi familia al máximo y que, llegado el momento de partir, pueda echar la vista atrás y decidir que no necesito ni un segundo más de tiempo, porque todos los besos y abrazos ya hayan sido repartidos entre las personas que más quiero.

La vida continúa. Aprovechémosla y dejemos de quejarnos por gilipolleces, amig@s.

P.D. Lo que peor llevo de hacerme mayor es despedir a esas personas que han formado parte de mi vida y que se van. Supongo que forma parte del proceso de madurar.

viernes, 20 de marzo de 2020

VAYA SEMANITA !!!

Pues ya llevamos una semanita encerrados en casa para combatir al COVID-19, amig@s. En mi caso, sólo he salido dos veces: una, para tirar la basura -vivimos en un piso pequeño y no queremos convertirnos en un estercolero- y la otra, para ir a comprar comida, pues parece ser que mi estómago no acaba de entender aquello de "a menos actividad, menos comida". Eso sí: al salir, con mascarilla y guantes, para ayudar en la medida de lo posible a que termine pronto nuestra reclusión.

La verdad es que lo llevo bastante bien. Supongo que estoy bien entrenado, pues debido a mi oficio -cantante de orquesta- tengo que superar muchas horas muertas entre pase y pase o bien entre bolos. Tengo la suerte de tener bastantes hobbies que me mantienen entretenido, el principal de ellos los videojuegos. Creo que tengo una cantidad tal que me permitiría jugar durante 3 vidas seguidas sin parar mas que para dormir un poco. E incluso seguro me daría para alguna vida extra.

Lo más complicado de estar encerrados en casa es tener a los peques entretenidos; esos seres llenos de energía a rebosar -quién la pillara- y que, a pesar de tener aún toda la vida por delante, denotan una intolerancia tremenda a todo lo que sea dejar pasar las horas sin más, sintiendo la necesidad imperiosa de hacer cosas todo el tiempo y, a poder ser, totalmente diferentes de las anteriores. Los videojuegos, en su caso, también ayudan bastante, pues han salido a su padre, pero hay que dosificarlos -como todo en esta vida- y poner un horario, sin olvidarse tampoco de los deberes del cole, tomar el sol y el aire en la terraza comunitaria -sin aglomerarse, por supuesto- e intentar llevar una vida lo más normalita posible, dentro de la anormalidad.
Una cosita: utilizar el whatsapp para que hagan una videollamada con tres de sus amigos al mismo tiempo también les encanta y les permite seguir en contacto con sus compañeros del cole, muy importante para ellos en esas edades. Y resulta de lo más interesante escuchar las conversaciones que mantienen y como se desenvuelven en ese medio nuestros peques.

Y para dejar de daros la chapa, una recomendación importante: NO HAGÁIS LOS GILIPOLLAS Y SED MÍNIMAMENTE SOLIDARIOS E INTELIGENTES; quedémonos en casa todo lo posible para que esta mierda se acabe pronto. No seamos listillos -normalmente los que se creen "listillos" acostumbran a ser los más tonticos de todos- y nos creamos que esto no va con nosotros. Como más pongamos de nuestra parte, más pronto volverá todo a nuestra añorada normalidad. Que esto no es como cambiarse de carril en el último momento en un atasco para colarte cuando la buena gente hacemos cola respetuosamente. Esto es bastante más serio, IMBÉCIL !!!

Dicho esto y después de escupir un poco de veneno para aliviar presión, un abrazote a distancia a tod@s y espero que el encierro acabe pronto y nos volvamos a ver. O que nos veamos por primera vez y nos demos un buen abrazo, por qué no ;-)

P.D. Hace tiempo perdí la esperanza de que un imbécil mejore: todos tenemos el derecho de comportarnos como imbéciles de vez en cuando, pero si abrazas la imbecilidad durante demasiado tiempo, eso cala hondo y se vuelve parte de ti. Creo que llega incluso a incrustarse en los cromosomas y se acaba transmitiendo de padres a hijos. Poca broma :-P