viernes, 6 de octubre de 2023

MI BARRIO HUELE A PIPÍ DE PERRO


Cada mañana, yo y mis hijos tenemos que esquivar las riadas de "agüita amarilla" - que dirían Los Toreros Muertos - para llegar al colegio con las suelas de las bambas más o menos presentables. Y es que con el tema de la caca la "mayoría" de los "dueños" de perros están bastante sensibilizados a la hora de recogerla - siempre hay algún/a que otro/a "hijo/a de perra", si se me permite el chiste, como demuestra la mucha mierda que te encuentras por el camino -, pero cuando nos referimos a líquidos, quien más quien menos deja que su mascota orine donde le venga en gana, sea la rueda de una bicicleta, un portal, una papelera, etc. Y los que van con la botellita de agua para echarle una poca a modo de pseudo-limpieza aún son minoría, por no decir que la proporción de agua contra meados siempre acostumbra a ser claramente deficiente para dejar la cosa presentable.

Y es que no debemos olvidar que la orina es corrosiva: muchos de los equipamientos de la ciudad que han recibido el riego diario de las micciones de las mascotas están muy deterioradas y algunas son un verdadero riesgo para las personas, pues he visto señales de tráfico que se sujetaban por los pelos, después de años y litros de ataque químico. Y ya sé que algunas zonas de las ciudades con pubs y discotecas también huelen a pis y no precisamente de perro, pero ahí ya tendríamos que hablar de la sociedad que estamos creando y de la falta de servicios públicos en la calle, con excusas por parte de los gobernantes que no se sostienen y que son más bien un insulto a nuestra inteligencia como ciudadanos.

Lo curioso del tema es que, si la gente ve a una persona mear en la calle, se ofende de forma extrema, pero encuentra lo más normal del mundo pasear pisando meados de mascota o ver orinar a un perro en cualquier parte, cuando la composición química y el olor de ambas sustancias no creo yo que difieran demasiado.

Y que conste en acta que yo soy un gran amante de los animales - en realidad me caen mejor que muchas personas - y tengo clarísimo que la culpa es de los "dueños", que muchas veces son paseados por su perro en vez de ser al contrario. Si no tengo perro ahora - mientras vivía en el pueblo siempre había tenido - es porque vivo en una gran ciudad: considerando que yo no creo que ni las personas deban vivir en sitios así, encarcelados entre hormigón, mucho menos le deseo a un animal, más acostumbrado a la libertad que nosotros, que sufra toda una vida de estrés, contaminación, ruido, etc.

Un tema polémico, ya lo sé, porque muchas personas se toman como un ataque personal cualquier observación sobre su mascota o la forma como la educa, pero creo que es algo que trae no pocos problemas a nuestros barrios y que debería solucionarse de algún modo. Y es que en el fondo no es nada más que otro ejemplo del egoísmo al que tendemos como sociedad, preocupándonos una mierda si con nuestras acciones molestamos a otras personas, sin dedicar ni un solo segundo a meditar si nuestro comportamiento como individuos es o no el adecuado. Una pena, la verdad :-(