miércoles, 15 de diciembre de 2021

YA VALE, SEÑORES!

 Ja sabéis que YO NO SOY NEGACIONISTA: creo que la enfermedad está ahí de verdad, soy un defensor acérrimo del bien que han hecho las diferentes vacunas que nos hemos puesto de niños para la salud de la Humanidad -han salvado millones de vidas y ahorrado interminables horas de sufrimiento a las familias-, tengo una confianza total en los sanitarios e investigadores que se rompen los cuernos para luchar contra la pandemia y respeto las normas que nos dictan para evitar que la cosa vaya a peor -por absurdas que a veces me parezcan.

PERO YA VALE, SEÑORES: no puedo evitar pensar -y cada vez de forma más convencida- que todo esto que empezó quién sabe cómo y cuándo, a día de hoy, se ha convertido en un negocio brutal que mueve billones de euros -entre vacunas, test de antígenos, etc- y que hay quien pretende que dure eternamente, pues parece ser que para este tipo de gente que nos dirige -sea de forma política o económicamente-, tener los bolsillos llenos les suaviza bastante el dilema de llevar las manos manchadas de sangre y el saco de la ética agujereado, sucio y vacío.

Y ES QUE LLEVAMOS YA DOS AÑOS: dos años soportando prohibiciones, respetando normas, vacunándonos cuando nos lo han dicho, manteniéndonos apartados de la gente que queremos. En definitiva, dos años VIVIENDO MENOS, pasando por la vida como quien va a buscar el pan y perdiéndonos momentos que hacen que todo esto merezca la pena. Porque no basta con respirar, comer y cagar, no: también hay que disfrutar esta vida; y no nos lo están poniendo nada fácil. El otro día leía la terrible cifra del número de suicidios que se producen cada año en este país y que ésta no para de aumentar. No sé si una cosa estará relacionada con la otra, pero me avergüenza -y cabrea muchísimo, no nos engañemos- el hecho de que los que mueven los hilos hagan y deshagan con total impunidad y sin aceptar ni una pizca de responsabilidad, matando gente de forma indirecta y viviendo como reyes intocables por la gracia de esta farsa que tienen montada de "nada para el Pueblo... pero que parezca que sí".

En fin, que espero que no nos jodan -de nuevo- las navidades a ninguno de nosotros, pero sobre todo, a los que nos dedicamos a la música, la hostelería, etc, porque ya hay mucha gente al límite de su salud mental y de su sostén económico. Y muchos tenemos hijos. Que dejen de jugar con nosotros de una vez y nos dejen vivir, con riesgo o sin él, porque la vida es asumir riesgos, pues aunque de mayores a veces lo olvidamos, la incertidumbre es lo que le da la emoción y hace que merezca la pena despertarse cada mañana. Y que recuerden esos barrigones satisfechos que hasta el más cobarde tiene un límite y que la desesperación es el peor de los demonios. Luego que no me lloren. Los "punkies" decían que "la sociedad es la culpable", pero yo señalaría un poco más arriba a la hora de buscar quién ha acercado el mechero a la gasolina.

Nada más, gente: un fuerte abrazo y FELICES FIESTAS... si nos dejan las alimañas :-(

P.D. Y no olvidemos lo que nos dijeron los médicos e investigadores al principio: que esta nueva enfermedad ha venido para quedarse y acabar sustituyendo, con el tiempo, a la gripe tradicional, la cual parece que, por arte de magia, ha desaparecido, cuando ésta ya provocaba miles de muertos cada año de los que nadie hablaba. Hay que vivir con ello y, sobretodo, DEJAR VIVIR.


martes, 5 de octubre de 2021

TU CARA NO SÉ SI ME SUENA

El otro día me pasó una cosa muy curiosa: me crucé por la calle con una persona que había conocido con mascarilla -durante esta etapa pandémica de nuestra vida que estamos "viviendo"-, a la cual jamás había visto sin esa prenda tan "querida" por todos nosotros.

En ese momento esa persona, debido a la relajación de las restricciones anti-covid, iba sin mascarilla. Pues bien: mi cerebro me comentó -hablamos mucho :-P- que le veía algo raro en la cara y que seguramente era porque se había operado, pues tenía el rostro diferente.

Y no era porque se refiriese a que no llevaba mascarilla, sino a que le había cambiado la cara, la cual, recordemos, yo no le había visto entera nunca. Después de pensarlo un poco y discutirlo entre los dos, llegamos a la conclusión -casi al mismo tiempo, curiosamente- de que, al igual que nos pasa con las voces de los locutores radiofónicos -aquellos en concreto que sólo conocemos por su voz, antes de ver ninguna foto, claro-, nuestros cerebros, en su afán por saberlo todo, rellenan los huecos que les faltan en la información con lo que les da la gana: que les falta una cara, pues basándose en cómo suena la voz le inventan una, la cual casi nunca coincide con la que realmente tiene esa persona, por cierto.

Eso es lo que creo que me pasó a mí ese día: por no guardar media cara en mi memoria, mi cerebro -que es muy "echao palante"- se inventó una cara completa que, por supuesto, poco tenía que ver con la de verdad. Pero él ya había conseguido su objetivo: que no queden huecos en las parcelas de materia gris, que el milímetro cuadrado va muy caro para despilfarrarlo construyendo sólo media cara. Y es que nuestro cerebro es un cabrito de cuidado y la mayoría de las veces la realidad que percibimos -por cualquiera de nuestros sentidos- no es la que es, sino la que le sale de las neuronas al okupa que habita nuestra cabeza y que se encarga de descodificar y procesar lo que recibe. Ya lo hemos visto en muchas ocasiones con las trampas ópticas, como por ejemplo esa tan famosa del vestido que cada uno veía de un color diferente. Y es que la información visual que captamos por nuestros ojos ocupa mucha memoria a la hora de almacenarla; es por eso que nuestro cerebro se vale de mil y una artimañas para reducir el tamaño de la imagen a guardar. Pero eso ya sería otro tema.
En fin, amig@s: un abrazote y sólo deciros que no os fieis al 100% del de arriba, que muchas veces no es tan listo como parece ;-)

P.D. Pero aun así... PENSAD, MALDITOS, PENSAD !!! :-)