miércoles, 15 de junio de 2011

Higiene mental

Muy triste ver la cobertura que los medios de comunicación tradicionales dan al movimiento del 15M. Con honrosas -y escasas- excepciones, cada día leo algún periódico, escucho alguna radio o veo algún noticiario en televisión intentado desmontar el movimiento, ya sea dando -ahora sí- cancha mediática a los cuatro que, desoyendo las decisiones de la mayoría de los acampados, aún continúan en la Plaça de Catalunya, para "demostrar" -según esos mismos medios-, la enorme división que existe dentro del movimiento y bla, bla, bla.

Pues claro que existe división dentro del movimiento, al igual que inadaptados que no siguen las normas, gente que se la trae floja… pero también gente sumamente implicada, personas que lo sienten como lo más importante que les ha sucedido en su vida y están dispuestas a todo para conseguir un futuro menos oscuro para los suyos.

El movimiento 15M no es nada más ni nada menos que un fiel reflejo de la sociedad: una sociedad que ya está harta de vividores, injusticias y que la tomen por tonta y tan sólo le adjudiquen un mínimo poder de decisión cada cuatro años. Eso sí, según las estrictas normas de un sistema pensado para el más absoluto inmovilismo y que nada cambie, no sea que se descontrole la cosa.

Triste, decía, escuchar a esos medios tradicionales echando paladas y paladas de tierra para enterrar de una vez la revuelta y mantener la realidad invariable, pues a ellos ya les conviene. Hasta hace cuatro días, ellos eran los guardianes de la "verdad", toda la información pasaba por sus filtros y nos la servían debidamente condimentada en pro de sus intereses. Sí, señores periodistas, de SUS intereses, o quizás debería decir de los intereses de quien firma sus nóminas.

Hoy escuchaba en una tertulia radiofónica hablar a los tertulianos sobre el movimiento 15M e internet, de cómo la gente se cree a pies juntillas las "mentiras" que nacen en la red más que a su flamante periódico, de cómo gente sin carrera de periodismo –ojo al dato!- se atreve a escribir para que otros lo lean, ya sea en blogs o en algún foro.

Claro. Olvidaba que cuando acabas la carrera de periodismo, te conviertes en un ángel poseedor de la verdad, una persona íntegra condenada a decir siempre la verdad y toda la verdad, sin manipular la información, sin decir verdades a medias -no lo olvidemos, que pueden ser la más grande de la mentidas-, con el valor suficiente para ponerte en contra de los intereses de la mano que te da de comer -llámale "Grup Godó", "Grupo Prisa", etc-, sin escuchar los dictámenes de ese partido político que tantos buenos momentos te ha regalado -ay, los regalos-.

Resumiendo la tertulia: internet, según ellos, debería ser un lugar regulado editorialmente -a poder ser, siguiendo la línea de SU editorial, claro- y que ya vale de extender rumores como que los políticos viven inmensamente mejor que la mayoría de los mortales. Al igual que opina el Gobierno o nuestra querida Sinde, internet es un sitio infernal donde reside el mal más absoluto.
Pues lo siento mucho, majetes, pero tenéis que poneros un poco las pilas y estudiar un poco más lo que representa internet: la red no es otra cosa que la mesa de un bar -o un banco del parque, o unas escaleras- donde de jovencitos nos sentábamos a hablar de nuestras cosas, ya sea fútbol, chicas, trabajos, deseos e inquietudes. Con la gran diferencia de que ahora hemos crecido y, además de lo dicho, también nos preocupan otras cosas, por ejemplo cómo llegar con un mísero sueldo a fin de mes, alimentar a nuestros hijos o si este año podremos tener cena de Navidad en casa o tendremos que hacer cola para que nos den un plato de sopa.

Pero claro, eso no puede ser. La gente no debería hablar de esas cosas. No debería conspirar contra el poder. Todo está organizado para que cada vez tengamos menos vida social con el resto de nuestros congéneres. Y con "vida social" no me refiero al hecho de salir de copas, ir a un concierto, etc, sino a charlar con los amigos, escuchar los problemas de otro, sentirlos como propios e intentar ayudarle. Han conseguido que las calles sean cada vez menos seguras, quizás para que nos quedemos todos en casa y cerremos bien la puerta. Desconfiad del vecino y encerraros a ver el fútbol o “Salsa Rosa”, no sea que os hagan daño. No sé vosotros, pero yo veo un porcentaje mucho más alto de carteristas por las calles que policías, exceptuando cuando tienen que desalojar a porrazos a manifestantes pacíficos, claro. Entonces salen de donde demonios estén escondidos y se unen a la fiesta en manada.

Llamadme raro, pero me gustaría ver a esos mismos “mossos” patrullando las calles –a pie- para hacerlas más seguras, y no gastando gasolina circulando por quién sabe dónde con sus vehículos y su aire acondicionado.

Y tranquilos si os preocupa que nos engañen los viles personajes que manejan la red de redes, que no somos estúpidos: navegamos por internet, leemos cosas, nos informamos, participamos en foros y tomamos nuestras propias decisiones. No actuamos a ciegas ni movidos por no sé qué intereses ocultos. Seguramente algunos sí, pues hay de todo en la villa del Señor, y los internautas somos tan heterogéneos como la propia sociedad de la que formamos parte. ¿Qué somos manipulables e influenciables? Hombre, seguro: vosotros ya lo sabéis bien ;-)

Y claro que en internet hay cosas malas: al igual que en la calle. Lo curioso es que la mayoría de estos tertulianos estaría totalmente en contra de un estado policial para evitar todo mal en nuestros barrios y, en cambio, no vacilan ni un segundo en abogar por la lapidación de la libertad en internet. Muerto el perro, muerta la rabia, supongo.

Y aceptamos “barco”: aún utilizando la cabeza, más de una vez me he tragado un bulo de internet. Y es una sensación parecida a cuando después de leer un determinado periódico, acepto una cosa como verdadera y, cuando leo el periódico de la competencia, me informa de que ha sucedido prácticamente lo contrario ¿A quién creer? Supongo que, como hace la mayoría de los mortales –ustedes incluidos-, al que sea más afín a mis propias ideas y convicciones. Somos humanos, qué le vamos a hacer.

Y pase lo que pase con el movimiento del 15M, lo más importante es lo que ya ha pasado: gente que estábamos encerrados en casa, anclados a nuestro sofá maldiciendo a las paredes, hemos salido a la calle a protestar contra aquello que no nos parece correcto, sin hacerle caso a aquellos que nos dicen que nada va a cambiar, que todo es inútil. Y sobre los que dicen que todo este movimiento debería convertirse en un nuevo partido político… pues yo no lo creo. Son los actuales –o futuros- partidos políticos los que deberían hacer su trabajo y escuchar a la sociedad, y no intentar minimizar un movimiento alegando que hay no sé cuántos millones de parados y sólo un pequeño porcentaje en las manifestaciones. A fin de cuentas, VUESTRA actual democracia se sustenta en un porcentaje cada vez más bajo de gente que continúa votando, o sea que no infravaloremos un movimiento por su “escasa” participación.

Nada más por ahora. Esto sólo es una vomitona de indignación de un ciudadano más, que cada cierto tiempo tiene que vaciar su cabeza para evitar que la frustración le perjudique seriamente las neuronas. No quiero ni tener razón, ni convencer a nadie, ni discutir.

Y darle las gracias a todo aquel que haya leído hasta aquí: a pesar de que siempre se dice que no escribimos para que nadie lo lea, es de agradecer que otras personas se interesen por tus opiniones. Y sí: me ha quedado un rato largo, lo reconozco XD
Añadir, para terminar, que asumo que todos los políticos no son corruptos, así como que muchos periodistas se desviven por su trabajo y creen fervientemente en la veracidad de lo que escriben. Espero que entiendan que las generalizaciones, en estos casos, son difícilmente evitables.

Del mismo modo, les pediría que asuman ustedes que esto es muchísimo más que una chiquillada de cuatro perro-flautas hijos de papa, aunque también los hay, claro.

Un respeto para todos aquellos que, después de su jornada de trabajo diaria –los que tienen la suerte de tener aún trabajo-, sacan fuerzas de flaqueza para ir a dar la cara en busca de un futuro mejor. Esto tan sólo ha empezado, y si nuestros políticos no ponen nada de su parte para que la cosa mejore, tened por seguro que no terminará por arte de magia, por mucho que muchos lo deseen ;-)