miércoles, 20 de julio de 2011

Caminando... viviendo

La vida. Un "largo" camino lleno de aciertos, errores y giros inesperados. A veces nos parece corta, seguramente debido a que nuestro cerebro, siempre selectivo, evita que nos volvamos locos archivando la inmensa mayoría de nuestros recuerdos -sobretodo los malos- en lo más profundo de nuestro subconsciente.
Durante un cierto lapso de tiempo, fluye lenta y apaciblemente, como un serpenteante río esquivando pequeños "problemillas" mientras avanza confiado por la llanura. Al instante siguiente, aparece, de repente, una catarata que nos parece insalvable y que, con un poco de suerte, recordaremos, al cabo de los años, como una experiencia que nos hizo más fuertes para afrontar problemas futuros.
Lo que antes nos gustaba ahora nos da lo mismo, mientras otros gustos y aficiones continúan ocupando gran parte de nuestro tiempo libre, grabados a fuego en nuestra mente y resistiéndose a convertirse en "cosas de críos" destinadas a desaparecer. Tristezas, alegrías, temores, placeres... todo pasa y todo queda, archivado minuciosamente y más tarde escondido, en lo más hondo de nosotros.
A los 15 creemos que ya lo sabemos todo. A los 30 sabemos que ya lo sabemos todo. A los 60 estamos absolutamente seguros de que ya lo sabemos todo... y moriremos a los 90 con la certeza de que nos vamos con la bolsa medio llena, con mil historias, experiencias y conocimientos por aprender, que se quedarán en el tintero, esperando una más que poco probable reencarnación.
A veces incluso me gustaría volver atrás en el tiempo, hacer cosas que no hice, aprovechar más el tiempo, evitar dolorosas equivocaciones que derramaron tempestades de lágrimas... pero quizás no sería prudente: estoy bastante contento con el resultado, y siempre sería correr el riesgo de errar de manera diferente y con consecuencias mucho peores a las actuales.
Si lo pensamos fríamente, tomando como medida, por ejemplo, los veranos en plenitud de facultades que nos quedan, la longitud de nuestra vida se nos hace preocupantemente escasa. Pero no temáis, que las matemáticas no tienen en cuenta a la psicología. Lo que ahora nos parece absolutamente vital no tendrá la misma importancia para nosotros dentro de unos años. No añoraremos las fiestas locas, ni regresar a casa a las diez de la mañana del día siguiente.
Y además, recordad que el tiempo es relativo ¿O acaso os pasa a la misma velocidad una hora trabajando en la oficina o el almacén que en una playa tomando un daiquiri? Aunque esto puede tener otra lectura preocupante: si disfrutas la vida al máximo y te lo pasas siempre genial, se te hará muy corta; en cambio, si te la pasas pringando la mayor parte del tiempo, parecerá una condena perpetua. Estúpida dicotomía, si señor. Pero la verdad es que no importa: lo realmente importante es hacer aquello que nos llena siempre que podamos - sin perjudicar a nadie- y procurar no retrasarlo nunca en demasía en el tiempo. Dile a esa persona a la que amas que la quieres y demuéstraselo. No seas tan imbécil de llegar al momento de tu muerte -o de la suya- y darte cuenta de que te quedaron muchos "te quiero" por decir, muchos abrazos por dar y muchos besos por entregar. La vida puede ser muy corta o muy larga, pero de nosotros depende que sea una experiencia maravillosa.

P.D. Esto es lo poco que queda "casi" intacto de las cercanías de la casa de mi familia y, en definitiva, de mi infancia. Los recuerdos luchan por mantenerse intactos - incluso idealizados, en muchas ocasiones- ante la confrontación con la cambiante realidad. Un pasado que, aunque no desaparece, queda cada vez más sepultado entre toneladas de nueva información que nos arroja encima, palada tras palada, la estresante vida moderna.
Vivir para pagar y pagar para vivir. Triste consecuencia de la crisis actual que nos atenaza. Una crisis provocada por aquellos que, enfermos de avaricia y con "flamantes" vidas pintadas de dorado aunque de interiores grises, se empeñan en amasar cantidades indecentes de dinero que jamás podrán llegar a gastar ni, por supuesto, llevarse a la tumba. Una vida llena de lujos y placeres pero carente de lo más importante: el amor y la amistad sincera. Cosas que por suerte, no podéis comprar ;-)

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