jueves, 13 de diciembre de 2012

Agua, por favor !!!

Hoy hablaré de un tema curioso, que parece mentira, irreal, estúpido, imposible de que suceda, pero con el que nos encontramos en más ocasiones de las que desearíamos: el tema de las aguas. Resulta que, sin saber cómo ha sido -y esto ya viene de mucho antes de la crisis, que conste- se ha pasado de aquellos buenos tiempos, en los que los músicos tenían barra libre, a encontrarnos con serias dificultades para que alguien nos lleve unas miserables aguas al escenario.
A pesar de que la mayoría de las veces el tema de las aguas para los músicos viene estipulado en el propio contrato, hay lugares en los que no hay manera de encontrar a nadie responsable de nada. Me gustaría decir que estos casos de sequía son excepcionales, pero no es así. Y que conste que no estamos hablando ni de cubatas ni de cervezas ni de coca-colas: agua clara, simplemente AGUA.

Entendemos que las barras, la mayoría de las veces, son subcontractadas a bares u algún otro tipo de negocio parecido, a precios bastante elevados, y que ellos no tienen ninguna obligación de acarrear con el gasto, pero lo que no puede ser es que empecemos a tocar y no haya una puñetera agua en el escenario. Se encargue de ello quien se tenga que encargar, pero tener que llevarte la botella de litro y medio de casa es un poco triste. Que son tres o cuatro euros, señores !!! Eso sí, al final de la actuación, te vendrá uno de la organización a pedirte que te alargues un poco más, al grito del famoso "No cobraréis". Ni beberéis, añadiria yo.

Una vez, hubo hasta un hijo de perra -mis disculpas a las perras, pues seguro que sus cachorros tienen mucha más humanidad que ese fistro- que nos dijo que si queríamos agua que nos fuéramos a beber a la fuente, la cual no daba grandes signos de potabilidad, por cierto.
Y para los cantantes, este es un tema vital. Ya tenemos suficientes neuras en la cabeza, como para encima tener que dosificarnos con los traguitos para evitar que se nos seque la garganta. Tened en cuenta que a veces nos toca cantar y saltar sobre un escenario, durante 5 o 6 horas, con una temperatura de 50 grados -malditos focos- y sudando como si no hubiera un mañana. Que menos que poder beber agua para refrescarte un poco, ¿no? Y no olvidemos que nosotros siempre trabajamos en lugares que están en fiestas, por lo que los precios acostumbran a ser más altos de lo normal. Si yo acostumbro a beber un par de litros de agua por actuación -y sudar tres XD-, imaginaos la gracia que me hace ir a la barra y pagar 2 euros por una miniatura de 20 cl.

No siempre es así, que conste, y en la mayoría de lugares el trato a los músicos es exquisito, tanto en el tema bebida como en otras tantas necesidades menos acuciantes. Se nos ha llegado a caer la lagrimilla al entrar a un camerino -que ese es otro tema, los camerinos, pero lo dejo para otro día- y encontrarnos con una nevera llena a rebosar para los sufridos músicos. Incluso en ocasiones gente del propio público nos ha traído cervezas, pagadas de su bolsillo, mientras el de la organización de turno, que se tenía que encargar del tema, estaba en paradero desconocido.

Por suerte, en la mayoría de lugares aún se cuida a los músicos, pues nuestro trabajo no es fácil: tienes que hacer que un montón de gente, de muy diversos gustos y carácteres, se divierta durante unas cuantas horas y hacerlo una noche sí y otra también, tengas tú los problemas que tengas o arrastres un resfriado del copón. A todas esas personas que nos cuidan y nos quieren, muchas gracias por todo; nosotros también os queremos y nos dejaremos la piel -y las gargantas- para que podáis tener la mejor fiesta que os podamos ofrecer. Y a aquellos que se desentienden de sus obligaciones y nos dejan secos: madurad, hombre, que la vida son dos días y esos cuatro euros que os ahorréis no os darán una mierda de intereses en el banco.

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