martes, 8 de enero de 2013

EL TIEMPO PASA... MUUUUUUUY LENTO

De nuestro concierto en HuescaHoy hablaré de las largas horas que nos pasamos los músicos de aquí para allá o, simplemente, deambulando por un mismo lugar a la espera del próximo pase. Mucha gente cree que todos los músicos somos algo así como Alejandro Sanz yendo de gira, que llegamos al lugar del concierto una hora antes, comemos algo, tocamos un par de horas y nos vamos a nuestras casitas en nuestro autocar de lujo, pero nada más lejos de la realidad. Nuestra jornada laboral empieza bastante antes, a veces muy pronto por la mañana -con nuestros horarios estrafalarios, "muy pronto" pueden ser tranquilamente las doce de la mañana ojo-, y puede acabar a las 10 de la mañana siguiente, si nos hemos ido muy lejos a actuar.

Después de levantarse, ducharse -opcional, pero muy recomendable- y preparar la ropa y la maleta, toca subirse al coche/furgoneta/autocar y pegarse unas horillas de camino hacia la población del bolo -benditos navegadores, por cierto. Llegados al sitio en cuestión, y suponiendo que los técnicos hayan tenido tiempo suficiente -y ningún problema de última hora, algo bastante común- para montar todo el equipo y que funcione a la perfección, empezaremos con las cansinas pruebas de sonido, las cuáles, dependiendo de la suerte que tengamos ese día y del local donde actuemos, pueden alargarse bastante y dejarte la moral bastante tocada, si no van todo lo bien que deberían.

Si ese día tenemos programado curro duro -digamos, concierto lírico a las 16h, un pase de tarde a las 20h más dos pases de noche a partir de las 0h-, nos pasaremos todo el día cambiándonos de ropa, actuando, corriendo a cambiarnos de nuevo, buscando algún lugar para comer algo... y otra vez al inicio del ciclo para continuar con los siguientes pases. De este modo, las horas pueden pasar bastante rápidas, según la percepción del tiempo subjetiva que tenga cada uno. Pero si ese día no hemos tenido suerte, quizás tengamos un concierto a las 16h y no tengamos que volver al escenario hasta los pases de noche a la 1h de la madrugada.
Y si aún hemos tenido más mala suerte, podemos estar en algún lugar perdido en la montaña, donde no tengamos ni siquiera un maldito bar para cobijarnos. Entonces es cuando cada cual tiene que buscarse la manera de pasar esas larguísimas horas de espera; hay quien duerme, quien lee, quien practica esa canción que no le acaba de convencer, quien desgasta las teclas del ordenador o quien pasea por la zona como un turista cualquiera. Hay mil formas de pasar el rato, pero ese rato está ahí y hay que pasarlo, no hay tu tía.

Por eso, entre las dos fotos del montaje de arriba, han podido pasar bastantes más horas de las que la gente cree, y no las cobramos como horas extras, de eso podéis estar bien seguros XDDD

P.D. Y lo peor: al terminar la jornada, ponerse a dormir a las ocho de la mañana, sabiendo que a las doce tienes que volver a subirte a la furgoneta; pasa muy pocas veces, por suerte, pero cuando pasa... :-P

No hay comentarios: